Dramaturgos a escena: Jordi Milán

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Autor, director, actor y fundador de La Cubana, una de las compañías más prestigiosas en el género de la comedia. En su seno ha firmado espectáculos como “Gente de bien, el musical”, “Campanadas de boda” o “Cómeme el Coco, Negro”. Ahora triunfa en el Calderón con “Adiós Arturo”.

¿De dónde nace su pasión por el teatro y la necesidad de contar historias sobre un escenario?

Mi obsesión por el teatro nace del teatro de aficionados. Allí fue donde me “pervirtieron”… Allí nació todo. De la tradición de hacer teatro artesano por las noches después de cenar, como hobby. Muchos pueblos y ciudades de España tienen su teatro, pequeñito y generalmente poco utilizados como teatro, pero que en una o dos ocasiones al año se utilizan para hacer una función por parte de sus vecinos. De aquí nació todo.

La necesidad de contar historias viene de ser muy “cotilla”… De observar mucho; de ser muy introvertido y almacenar mucho; de imaginarte cosas; de hacer volar la imaginación… Cuando en verano anochecía y teníamos los balcones abiertos por el calor, veía a los vecinos de enfrente a la fresca, con todas las luces encendidas cenando alrededor de la mesa del comedor… y yo, desde la oscuridad, sin oír lo que decían, intuía e imaginaba de lo que hablaban, de qué discutían, de qué se reían, a quien criticaban… Después te marchabas feliz a la cama como si hubieras asistido a una representación teatral.


¿Quiénes son los referentes, de qué fuentes bebe Jordi Milán cuando enhebra un nuevo espectáculo?

De lo que veo cada día en la calle, en el metro, en el trabajo, de lo que ocurre en mi familia, de mis vecinos, de mis amigos… Ese teatro que existe en la vida cotidiana y que pasa inadvertido como teatro. ¡Anda que no hay teatro en esta sociedad para inspirarse!!! Las bodas, los bautizos, los funerales, las cenas de navidad…


Cuando se pone a escribir, ¿tiene en cuenta los costes de producción o eso va después?

No, no… ¡Esto va después! No creo que sea lo adecuado y además no sé cómo hacerlo… No estoy lo suficientemente preparado. Al creador creo que hay que dejarle libre… No debe tener límites a la hora de crear. Eso vine después… Cierto es que hay que poner algunos límites, pero debes hacer lo que te viene en la cabeza… Tiene que desbordarte la imaginación. Si no hay locura no hay creación. Después, a la hora de recortar, esa misma imaginación ha de servirte para encontrar soluciones.

Imagina que has creado un espectáculo con 100 actores, pero solo tienes 10. ¡Debes buscar una solución! ¿Porque crees que en La Cubana los actores hacen tantos personajes?


¿Qué pasa justo después de que Jordi Milán le ponga el punto final a una nueva obra? ¿Qué viene justo después?

Cuidarlo. Mimarlo. Adaptarlo a cada teatro y a cada tipo de público. El teatro es una arte efímero… Cada día se crea y descrea una pequeña obra de arte encima de un escenario. Es igual, pero cada día es distinto. Influyen muchos factores, el estado emocional y físico de los actores, la concentración de los técnicos, la amabilidad de las taquilleras, los acomodadores, del estado del público… ¡Todo esto hay que cuidarlo!


¿Cómo se llevan el Jordi Milán autor y el Jordi Milán director? ¿Se respetan, se boicotean?

No hay diferencia. Yo nunca tuve la vocación ni de director ni de guionista… ¡No lo pretendí en ningún momento! Soy guionista y director de La Cubana porque un buen día, al no haber nadie más, me tocó a mi hacerlo… Si tengo vocación de algo es la de ser “teatrero”, de cualquier cosa que tenga que ver con el teatro.


¿Qué importancia le asigna usted al texto en un espectáculo?

El texto es muy importante ¡no cabe duda! Pero no lo es todo. A mi entender también son importantes otras cosas… Un buen texto mal interpretado no sirve de nada, de la misma forma que un texto sin imaginación en el montaje no luce lo que tendría que lucir. ¡Y no digamos sin un buen vestuario! Un texto sin los actores adecuados no funciona… Que horroroso es oír: “El texto está bien, pero que malos son los actores…” o al revés: “¡Que buenos actores, pero que lástima de guión!” El guión es muy importante en un espectáculo, pero el espectáculo lo es todo: Una amalgama de muchas cosas.


¿Qué obra de teatro de todos los tiempos le hubiera gustado escribir y por qué?

Todas aquellas obras de teatro que una vez puestas en escena están escritas con la verdad, están dichas de verdad y suenan a verdad… Y que a poder ser me emocionen y sobre todo que no “suenen a teatro” … No soporto la sobreactuación.


Cuando usted va como espectador a ver teatro, sabe que nunca le va a defraudar una obra que esté escrita por…

¡Uy! ¡No sé! La autoría de una obra no es garantía de nada. Los guiones y montajes de teatro son como un melón… Hasta que no los abres no tienes garantía de lo que vas a encontrar dentro. Creo que es lo que más me gusta y apasiona del teatro: ¡la sorpresa! ¡Me gusta que me sorprendan!

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